En la historia del jazz, y porquè no de la mùsica como totalidad, ha habido
pocas revoluciones trascendentales.
Mozart, The Beatles, Charly Parker.
Serìa una estupidez enumerarlas. Sembrarìa discordia y polèmica innecesaria en estos tiempos donde la paz no es algo que uno pueda andar derrochando.
Particularmente en el jazz, ha habido a mi entender, tres grandes mùsicos revolucionarios (sin contar a Gershwin).
Charly Parker. Llevò la luz del tren del Be Bop. Le diò allà por los 40`s (junto al gran Dizzie Gillespie) una ola de frescura al embole total que venìa produciendo el Swing. Se fue a los barrios bajos (tocaba para los pequeños beats, los falopelores, las putas y los trolos), armò un grupo pequeño (trìos o cuartetos o quintetos, pero no-more-big band-please) y empezò a tocar a los pedos, llevàndo la improvisaciòn hacia màrgenes inexplorados aùn.
Un grande.
En el `47 convocò a un pibe llamado Miles. Lo uniò a su ejèrcito de beboperos.
Miles demuestra en estas grabaciones lo grande que es como instrumentista (obviamente fue bastardeado en sus comienzos por la policìa del jazz). Es un tipo que siempre es èl, que siempre toca a su ritmo, con sus perfectas imperfecciones, su dulzura, y se amolda a lo ajeno sin dejar de ser Miles.
Luego pasa el tiempo, Charly cae preso de la heroìna, se da vuelta y palma. Miles comienza su carrera.
En el '59 le da forma a su grabaciòn màs trascendental. A un nuevo concepto llamado "cool jazz". Temas largos, mùsica lenta, para vibrar en paz, con una formaciòn maravillosa. Inaugura la era del "jazz modal". Una idea genial que serìa estùpido intentar explicar en estas lìneas pero que abriò una puerta cerrada, una nueva forma de interpretar cada segundo de la mùsica, de pensarse en relaciòn al todo de una manera increìblemente contemporànea. Segundo a segundo, cuadro a cuadro.
El groso total de Canonball Adderley en saxo tenor (con esas frases pentatònicas que solo èl puede hacer, atender el solo del track 2), Paul Chambers en la baterìa, Jimmy Cobb en contrabajo, (por favor de pie) Bill Evans sentado en el piano y el siguiente lìder revolucionario: John Coltrane en el saxo alto.
Es romàntico pensar que se fueron pasando la antorcha, que Charly se la diò a Miles y que Miles se la llevò a John (para que John queme todo, tipo cromañon).
A fin de cuentas, y màs allà de cualquier dato melòmano, este disco es fundamental y no solo en la historia del jazz. Ni siquiera importa quien toca y quien no. Es sencillo y revolucionario, inoxidable, perdurarà mientras los humanos podamos mantener el mundo rodando y no nos caguemos a palos.
Ideal para alguien que tiene dificultades para acercarse al jazz.
Yo empezè por acà.
Y no te digo que me volvì fan de este gènero. Pero amo esta grabaciòn, siento que se renueva todo el tiempo.
Es sòlo otro gènero, no tiene nada de especial. Tal vez solo que la premisa fundamental es ser libre.
Tocar con libertad, construir al dialogar.
Miles, en esta te fuiste de tema. Te zarpaste.
"Debe estar hecho en el cielo". Leì por ahì una vez.
Pedile Miles de Davis que te los trae a domicilio
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